LA
LEYENDA
El
primer árbol de navidad fue decorado con sangre. O al menos esa es una de las
leyendas que se tejen en torno a este árbol que todas las navidades es colocado
en la mayoría de los hogares de América y Europa. Esta leyenda menciona que en la Alemania precristiana se
realizaban dos ritos: el primero al Dios Odín ( “padre de todos” según la
mitología escandinava). Su rito
consistía en que un grupo de
guerreros se reunía en torno al roble sagrado de Odín y a manera de tributo,
ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.
El segundo rito estaba dedicado al Dios Thor,
(hijo de Odín. Considerado como el más fuerte de todos los Dioses nórdicos). En
su nombre realizaban una ceremonia con pencas de palma de doce hojas, cada una
de las cuales representaba un mes del año. Al finalizar la ceremonia, encendían
la punta de cada hoja y apilaban las palmas en forma de pirámide formando una
hoguera en su honor.
Pero estos ritos sufrieron un cambio
importante a partir del siglo VII, con la llegada a Alemania de un monje que
fue conocido como: San Bonifacio. Al darse cuenta de los sacrificios humanos
que practicaban los nativos en el roble dedicado a Odín, San Bonifacio decidió
usar un abeto para evangelizarlos a través de él. Aprovechando su forma
triangular, logró transmitirles el concepto de la santísima trinidad (Dios padre, hijo y espíritu santo). También,
poco a poco consiguió que los nativos se convirtieran a la religión cristiana y
que empezaran a venerar este abeto como el árbol de Dios, así como antes
veneraron el roble como el Dios Odín.
Según estas leyendas, estos fueron los
primeros pasos para el nacimiento del “Árbol de navidad” que conocemos hoy en
día, ya que es la primera vez que se usa como un ícono relacionado con la
cristiandad
PRIMEROS
ÁRBOLES DE NAVIDAD
En
lo que se refiere a su ornamentación, se afirma que fue Martín Lutero
(1483-1546) quien “inventó” el árbol de navidad. Según la leyenda, una noche en
la que Lutero regresaba a casa, observó que la luz de las estrellas centelleaba
en las ramas de los árboles cubiertos de nieve. Esto le hizo recordar la
estrella de Belem que guió a los pastores la noche en que nació Jesús e
inspirado por esta imagen taló un árbol, lo llevó a su casa y lo decoró con
velas, nueces y manzanas tratando de explicar así los dones que los hombres
recibieron con el nacimiento de Jesucristo.
Al
correr de los años, esta idea se esparció por algunas provincias de Alemania y
para el siglo XVI, la gente ya empezaba a tener la costumbre de colocar un
abeto en sus hogares.
Pero
como estos abetos necesitaban de decoración, se comenzaron a inventar adornos, naciendo así los mercados de objetos de navidad en algunos
pueblos de Alemania. En estos mercados, la gente compraba regalos, comida, pan
de jengibre y adornos de velas para colocarlos al pie de sus árboles. Y las
familias comenzaron a tener la costumbre de reunirse en torno al árbol de
navidad, como empezó a llamarse. Fue entonces cuando el 24 de Diciembre, fecha
del natalicio de Jesucristo, se empezó otra tradición: llevar a los niños de
paseo o de día de campo, para que los adultos pudieran colocar y decorar con
dulces y juguetes el árbol. Así a su regreso, los niños eran sorprendidos con
el árbol y sus regalos, dando inicio la celebración de la fiesta de navidad.
LOS
ÁRBOLES Y SUS SIGNIFICADOS
En muchas religiones, sobretodo las
orientales, el árbol es un signo de encuentro con lo sagrado, del encuentro del
hombre con la divinidad y de la divinidad con el hombre. En mesoamérica, el
árbol guarda un significado místico; inclusive consideraban el ahuehuete como
árbol sagrado. Las tribus nórdicas europeas y americanas tenían árboles
sagrados alrededor de los cuales se reunían para ritualmente entrar en comunión
con Dios.
Por ello, el árbol de navidad también tiene varios significados religiosos.
Ha sido utilizado como símbolo de la unión del cielo y la tierra, nos recuerda
la redención y se asocia con el árbol de la vida, que lucía en medio del jardín
del edén. Las esferas simbolizan los frutos del Árbol vivo que es Jesús y sus
decoraciones nos recuerdan las gracias que el hombre tenía cuando vivía en el
paraíso en completa amistad. Las luces que se encienden y se apagan representan
la luz de Cristo, el estado paradisíaco que del amor de Cristo.Y la estrella
que se coloca en la punta del árbol, representa la estrella de Belem que
anuncia la redención de la humanidad.
Por: Ramón Talavera
Franco